Es bueno pesarse a menudo

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Es bueno pesarse a menudo

Muchas personas acaban abandonando sus objetivos a causa de la frustración que les genera la obsesión con la báscula. Descubre cuál es el equilibrio perfecto.

Pesarse o no pesarse, esa es la cuestión que nos trae hoy aquí. En esta época del año, en la que ya dejamos atrás el verano y los excesos, muchos nos planteamos perder esos kilos de más ganados en las vacaciones. Cogemos una báscula, nos pesamos, nos asustamos y decidimos comer saludable y bajar de peso.

Pasa un día, nos volvemos a pesar y vemos que hemos perdido peso: aumenta la motivación. Pasan dos, y en la báscula hay un número superior al del día cero: comenzamos a obsesionarnos. Y así durante todo el tiempo que hacemos dieta, hasta que la frustración gana la batalla y abandonamos el objetivo.

En este punto nos planteamos si de verdad es necesario llevar un control exhaustivo del peso cuando queremos conseguir un cambio corporal. ¿El número de la báscula es tan importante? No, tan solo es un número.

Fluctuaciones de peso a diario
La tabla del IMC nos indica el peso ideal que deberíamos tener en relación con nuestra altura, sexo y edad. Pero no tiene en cuenta la complexión de cada persona y un sinfín de variantes que afectan al peso.

El peso es la suma de la masa ósea, la grasa, los líquidos y la masa muscular y cada uno de estos componentes puede causar variaciones en nuestro peso y nuestro aspecto. Dos personas de la misma altura y peso pueden presentar aspectos totalmente diferentes, ya que una puede tener más grasa (que abulta más y pesa menos) y la otra más volumen muscular.

Otros factores que pueden determinar variaciones en el peso son las intolerancias, los fármacos, el estrés, el ciclo menstrual, la falta de sueño, el consumo de alcohol, la ingesta de líquidos o hasta el volumen de orina y de las heces. Obviamente, también influirá el momento del día en el que nos subamos a la báscula.

Si nos pesamos a diario, veremos como el peso cambia constantemente y no siempre va a la baja, ya que todos los factores mencionados anteriormente -y muchos más- harán que esté unos gramos (o hasta kilos) por encima o por debajo. Estos cambios constantes, que no siempre nos dan alegrías, pueden llegar a generar una desesperación y hacer que abandonemos nuestros objetivos.

Perder peso puede significar que hemos perdido masa muscular o que estamos deshidratados y no necesariamente que hemos perdido grasa, que es el objetivo que la mayoría de personas buscan cuando comienzan a cuidar su dieta. Perder peso de forma no saludable es posible, pero a largo plazo no se llega a la meta establecida.

Lo más importante es mantener una dieta equilibrada y hacer ejercicio de forma regular sin obsesionarse. Poco a poco notaremos el cambio sin necesidad de básculas. Estar deshinchado o descinchada, sentirse más ágil, ver que la ropa te queda más holgada o notarse más definido o definida son algunos de los indicadores que realmente importan.

Entonces... ¿Cuándo debemos pesarnos?
Una vez entendemos que la báscula puede dificultarnos el camino hacia nuestra meta, hay que reconciliarnos con ella. La báscula tiene que ser una aliada y no una enemiga. ¿Debemos pesarnos? Claro, pero sin obsesionarnos, como mucho una vez por semana.

Controlar el peso cada una o dos semanas nos dará una idea de cómo estamos evolucionando. Pero es importante elegir bien el momento para pesarse. A poder ser, debemos subir a la báscula a primera hora de la mañana, en ropa interior y después de haber ido al baño.

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